Estamos todos de acuerdo, incluso los profesionales de la traducción, en que de momento ninguna herramienta de traducción es capaz de hacer un trabajo, ni siquiera similar, al de un mediocre traductor humano. Pero sí puede ayudar a estudiantes y profesores no especialistas a comprender la esencia de textos que de otro modo serían completamente inasequibles.
Cuando verdaderamente son muy útiles estas herramientas es en las situaciones en que conociendo el idioma, en mayor o menor medida, nos ayudan a reducir ciertas tareas repetitivas y rutinarias involucradas en toda traducción consiguiendo reducir de esta manera el tiempo necesario para finalizar el trabajo. Una buena combinación de habilidades humanas y traducción basada en software sería lo aconsejable en cualquier caso. Por supuesto, evitar siempre el temido "copiar y pegar" que a menudo utilizan nuestros alumnos, dejando en manos del traductor el peso de una traducción que ineludiblemente siempre ha de pasar por un último "filtro humano" antes de darla por concluida. Algunos de los artículos de este blog parodian precisamente el uso y abuso de los traductores en situaciones de la vida real.
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